¿LA
FAMILIA O EL TRABAJO, QUÉ ES LO IMPORTANTE?
Nuestras
abuelas solían decir que una buena mujer es aquella a la que le guste el orden,
la limpieza y sobretodo que domine los artes culinarios; ello le permitiría realizarse
como madre y mujer, anteponiendo su rol reproductor. El estudio y el trabajo
eran reservados para los varones quienes tendrían la responsabilidad de proveer
el alimento para el hogar.
Estos
roles asignados a hombres y mujeres permitirán asegurar su reproducción y
mejorar las condiciones de vida, tanto propias como de sus familias; empero los
tiempos han cambiado. Hoy la mujer ha irrumpido el mercado laboral, no solo porque
tiene posibilidades de educarse, si no porque ha demostrado la capacidad de
asumir grandes responsabilidades en las distintas esferas de la sociedad.
En
Bolivia este proceso avanza a paso lento, las brechas se agrandan entre esferas
urbanas y rurales, “las relaciones de género actualmente vigentes… asignan a
las mujeres la responsabilidad del cuidado en el seno de las familias y de las
comunidades, las modalidades de inserción laboral de las mujeres dependen de
las alternativas de conciliación de las actividades de cuidado, las cuales se
estructuran a partir de la distribución del trabajo de cuidado al interior de
las familias y de la existencia y accesibilidad de servicios públicos y
privados de atención a niños y ancianos (Wanderley, 2008, p. 149).
Las
mujeres que trabajan, siguen teniendo a su cargo la administración del hogar y
el cuidado de los hijos, esforzada labor que representa un sacrificio;
asimismo, persiste el problema de la calidad
del empleo de las mujeres, los altos puestos están reservados para los hombres.
En este
contexto, unas de las primeras medidas que debe asumir el Estado es visualizar y valorizar el trabajo doméstico,
lo ideal sería que sea cuantificado e incorporado en el Producto Interno Bruto;
tarea que no es tan compleja considerando que en la actualidad muchas mujeres
venden su fuerza laboral como trabajadoras del hogar, por tanto existen precios
de mercado.
Otro
aspecto relevante es la promoción de la división de responsabilidades entre
hombres y mujeres con responsabilidades familiares; se debe concientizar a que
la administración del hogar es una tarea compartida, no exclusiva de las
mujeres, al igual que la crianza de los hijos.
De
igual manera, y en armonía con los preceptos constitucionales, debe avanzarse
en la protección social, “la mayoría de los y las trabajadoras en América
Latina y, en específico en Bolivia, no cuentan con ningún mecanismo de
protección social. Las mujeres son las principales afectadas por esta situación
debido a las modalidades de inserción ocupacional en trabajos menos estables”. (Wanderley,
2008, p. 151).
La protección
social del Estado debe orientarse a combatir las causas de las desigualdad y
desequilibrios sociales, así como a hacer frente a sus efectos. En Europa
existen tres modelos que orientan el accionar público: régimen liberal que deriva del compromiso político de minimizar el
Estado, individualizar los riesgos y fomentar el mercado; el régimen conservador que se estructura sobre
los principios corporativista en los sistemas de seguridad social y el familiarismo;
el régimen social demócrata que se
caracteriza por el universalismo de sus políticas sociales (todos tienen los
mismos derechos y subsidios) y por una
cobertura pública del riesgo.
En
Bolivia, la Constitución Política del Estado, establece que el Estado promoverá
la incorporación de las mujeres al trabajo y garantizará la misma remuneración
que a los hombres por un trabajo de igual valor, tanto en el ámbito público
como en el privado, garantizando su inamovilidad laboral cuando se encuentren en
estado de embarazo, y de los progenitores, hasta que la hija o el hijo cumpla
un año de edad[1].
Sin
duda la familia y el trabajo son importantes para garantizar la reproducción misma
de la sociedad, en esta labor hombres y mujeres deben compartir iguales responsabilidades;
proceso que debe ser acompañado por una política estatal que procure la protección
social.
Bibliografìa
Wanderley,
F. (2008). Género, etnicidad y trabajo en Bolivia. Revista Umbrales No. 18. La
Paz, Bolivia: Plural editores CIDES – UMSA.
Dirección
de Planificación e Inversión. (2011). Guía metodológica para la
transversalización de los enfoques de interculturalidad y género en la
formulación de los proyectos. Ministerio del Ambiente: Ecuador.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario